Leer a Sarandy Cabrera era un asunto pendiente. Se trata de un escritor uruguayo perteneciente a la Generación del 45 con una prolífica bibliografía. Anduve de shopping de usados y entre otras cosas, di con su libro Quimerinos.
Disfruto mucho de leer sonetos bien ejecutados y dicho libro incluye varios. A propósito, el prólogo del propio autor se titula Defensa del soneto, y señala: «La desventaja del soneto es que en él toda nota falsa suena como tal sin redención posible, mientras que en otras formas, rimadas o libres, el defecto eventual tiene más posibilidades de pasar inadvertido. Pero en esto el soneto es implacable».
El soneto necesita de una ejecución perfecta, hacia un desenlace, hacia un último verso que completa el círculo de la significación. Para ilustrar esto, el soneto «Cosas Pendientes»:
Tantas cosas pendientes todavía/ y la vida se va a los borbotones./ Entre angustiosas solicitaciones/ ganar la noche y aguardar el día.
Buscar el pan para la cofradía/ caer herido mientras te pospones,/ contra el tiempo que escapa no hay razones/ y de nada te vale rebeldía.
Tanto sueño quebrado, tanto acaso/ que al fin yo me pregunto cómo ha sido/ y por qué todo abriga tal fracaso.
Viendo lo por vivir y lo vivido/ mientras todo se me escapa paso a paso/ se va la vida digo y ya se ha ido.