Dolores

Dolores

Yo estaba viajando por Centroamérica. Me quedé unos días en la ciudad de Guatemala, donde un sociólogo amigo me dio alojamiento en su casa. Dormí en el piso del living, donde, propio de aquella época, el anfitrión guardaba muchos CD o discos compactos. Entre ellos, toda la discografía de The Cranberries. La banda me gustaba, pero estaba lejos de ingresar a mi lista de predilectas. Era la mejor opción en su colección, así que comencé a explorar ese nuevo mundo musical.

Imagine estar viajando solo, durante semanas, a miles de kilómetros de su casa. La comunicación era intermitente (existía el email, pero no el smartphone). El dinero lo tenía justísimo. Había pasado algún que otro mal momento. Aquellas noches lloré escuchando la particular voz de Dolores O’Riordan. Especialmente, la canción: «When You’re Gone», me destrozaba. Mi inglés era rudimentario pero la letra es sencilla y no es nada difícil entender expresiones como: «And in the day, everything’s complex/ There’s nothing simple when I’m not around you/ But I miss you when you’re gone».

En aquel momento, lloraba por un amor inexistente. Poco tiempo después, ya en Uruguay, la canción fue ocupada por la existencia de un amor real. Una mujer habitó todas las canciones tristes (y algunas alegres) durante los años siguientes. Pero esa es otra historia, esos fueron otros llantos. Aquel amor murió. Incluso la cantante de The Cranberries murió. Dolores is gone.

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