El hacha de Lie Zi

El hacha de Lie Zi

Desde hace algunos años, a partir de la fascinación que me generó el Tao Te Ching, de Lao Tse o Lao Tzu (s. V a.C.), he intentado leer con profundidad sobre taoísmo, fundamentalmente, su corriente filosófica. Me restaba leer uno de sus clásicos que finalmente conseguí durante el 2020: El libro de la perfecta vacuidad. Es el menos traducido y conocido de los clásicos taoístas, su autor es Lie Yukou o Lie Zi, aunque posiblemente se componga de textos recopilados durante el período Wei Jin (ss. III y IV).

Es también el menos poético de los clásicos, pero asimismo el más práctico. Por eso, algunas ediciones lo titulan: Una guía taoísta sobre el arte de vivir. En ese contexto, el vínculo entre el pensamiento y las acciones ocupa un lugar central: «Ése es, en verdad, el arte del auriga: el dominio del freno depende de las riendas; el de las riendas, de las manos; el de las manos, de tu mente».

Muchas de las historias o relatos que ocupan estos libros, a pesar de ser antiquísimos, pueden gozar de una sorprendente actualidad. Aquí un átomo mayúsculo para ilustrar esto que menciono:

«Un hombre perdió su hacha. Sospechaba del hijo de su vecino. Al observar su forma de caminar, le parecía que era la propia de un ladrón de hachas; su fisonomía, la de un ladrón de hachas; todos sus movimientos y gestos eran, sin excepción, los propios de un ladrón de hachas. Al poco tiempo, el hombre fue a trabajar al valle y se encontró su hacha. Al día siguiente, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, ni uno solo de sus movimientos o gestos le parecieron los de un ladrón de hachas».

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