Una cerda amamantando, el crecimiento de su cría, otra vez la cerda amamantando. No pasa demasiado en esta película documental de Viktor Kossakovsky titulada: «Gunda». Sin embargo, ya pasaron dos días desde que la vi y sigo afectado.
El director, de nacionalidad rusa y dieta vegetariana, nos brinda un filme en blanco y negro, sin música ni voz en off, donde cobra vital importancia el sonido ambiente: los animales, su respiración, sus movimientos, también el viento y el clima de los lugares.
Un grupo de gallinas sale de una jaula y explora el lugar. Un grupo de vacas sale de su establo y colaboran para espantar a los molestos insectos. No pasa demasiado en esta película documental, sin embargo, escribo esto y sigo afectado.
Hay escenas crueles, pero también hay escenas bellas como aquella donde un par de lechones bebe agua de la lluvia.
«Gunda» fue rodada en distintas granjas. No se ven humanos ni se escuchan sus voces. Sin embargo: el hombre aparece representado todo el tiempo en las condiciones de vida de esos animales. El hombre está presente en las jaulas, las cercas de madera, las máquinas y su ruido, para explotar a los animales, desde el nacimiento hasta la muerte.