La naturaleza humana

La naturaleza humana

Robert Greene es un autor best-seller estadounidense. Lo conocí con su primer y más famoso libro («Las 48 leyes del poder») y no he dejado de leer su obra posterior. Lo considero un compilador fenomenal, con una gran capacidad para reunir y sintetizar temas, tradiciones y autores diversos. A todos sus libros les ha dado una impronta pragmática y quizás, amoral. Esto forma parte de su atractivo.

Su penúltimo libro es: «Las leyes de la naturaleza humana». Se presenta como un tratado para aprender las mejores tácticas de autoconocimiento, éxito y autodefensa; para: «transformarte en un observador más sereno y estratégico de las personas».

No me detendré en las leyes que desarrolla, sino en un párrafo de la introducción que describe muy bien parte de nuestra realidad cotidiana: «Mira cómo la permeabilidad de nuestras emociones se ha agudizado con las redes sociales, donde los efectos virales arrasan con nosotros una y otra vez, y donde los líderes más manipuladores son capaces de explotarnos y controlarnos. Ve la agresividad que se exhibe abiertamente en el mundo virtual, en el que resulta muy fácil poner en juego nuestros lados sombríos sin repercusión alguna. Nota cómo la propensión a compararnos con los demás, a sentir envidia y buscar prestigio mediante la atención se ha intensificado con la capacidad para comunicarnos tan rápido con tantas personas. Y por último, considera nuestras tendencias tribales y cómo han hallado el medio perfecto donde operar; podemos encontrar un grupo con el cual identificarnos, afianzar nuestras opiniones tribales en una cámara virtual de resonancia y satanizar a los ajenos, lo que conduce a la intimidación colectiva. El potencial de caos que se deriva del lado primitivo de nuestra naturaleza no ha hecho más que aumentar».

Abro los libros de Robert Greene con el mismo entusiasmo que sentía el niño que fui al abrir una enciclopedia ilustrada. Si antes aquel entusiasmado era motivado por conocer la naturaleza salvaje o la vida animal, aquí es por conocer la naturaleza salvaje de la vida humana.

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